JoyNovel

Vamos ler O Mundo

APP aberto
La llama del Alfa

La llama del Alfa

Autor:

Atualização

Introdução
Rhett también se levantó y me abrazó apresuradamente. Sus fuertes brazos me rodeaban. Me congelé cuando las chispas explotaron por todo mi cuerpo, solo estar cerca de mi pareja hizo que el dolor disminuyera un poco. Era cálido y extraordinariamente fuerte, su olor a bergamota se filtró en mis fosas nasales y me hizo soltar un suspiro. Rhett movió su cuerpo aún más cerca de mí inclinando su cabeza en el hueco de mi cuello y rozando sus labios ligeramente sobre mi punto marcado, haciéndome aspirar. Su aliento sobre mi piel hizo que el mío cesara y lentamente deslizó su mano por mi cintura y jugueteó suavemente con la banda elástica de mi cintura. Sentí que comenzaba a entrar en pánico, sin embargo, Rhett rápidamente me empujó contra la puerta. "No." susurró suavemente, su lengua trazando mi punto marcado. Mi cuerpo comenzó a derretirse contra la pared cuando su mano se deslizó casualmente entre mis pantalones cortos y jugueteó debajo de mis bragas de encaje.
Mostrar tudo▼
Capítulo

Punto de vista de Bridgette

Una vez que me subí detrás del volante del carro Dodge Challenger que renté, suspiré sintiéndome libre al fin, para pensar como yo quería y hacer realidad mis más preciados deseos.

Mi padre organizó una fiesta en mi honor, para que todos los solteros europeos, pertenecientes a familias prominentes, vinieran y me olfatearan. A pesar de que eso me hacía sentir terriblemente frustrada, por ser un simple peón en las negociaciones de mi familia, sabía que mi padre me amaba. Mis instintos estaban intensificados y supe que él planeaba casarme con el mejor postor; por así decirlo. Una voz dentro de mí gritó suplicándome que escapara, hasta que ya no pude ignorarla. Por ello, salí del castillo de nuestra familia protegida por el manto de la oscuridad y corrí como un demonio, hasta que llegué a Estados Unidos.

Permití que mi mente divagara mientras conducía hacia el sur de las colinas de Pensilvania. El paisaje de elevaciones onduladas y las montañas cubiertas de árboles hicieron que mi loba aullara sintiendo cómo las corrientes de fresca brisa despeinaban mi melena; sí, soy una chica perteneciente a una antigua raza de hombres lobo.

Pertenezco a la manada River Tay de Escocia. Mi familia decidió que mi deber era aceptar el destino de todas las de mi género, por lo que debía unirme a un lobo poderoso, preferiblemente a un Alfa, para comenzar a criar cachorros lo antes posible. Mis padres son los líderes de nuestro grupo, el Alfa y la Luna, ambos exitosos y fuertes. Siempre han sido un par de lobos dedicados por entero a la manada de una manera totalmente desinteresada. Al menos hasta que llegó su hija, o sea yo.

Mi nombre es Bridgette Ryan, hija de Ethan y Maggie, hermana de Angus, Berit y Blaine. Aunque toda mi familia es pelirroja, yo soy la más llamativa y peculiar. Mi cabello castaño, de un tono oscuro, no tiene el típico dorado rojizo que otros tienen, sino un intenso color como el del fuego. Como lo dejé crecer, es largo y generalmente lo uso suelto, así que cae muy por debajo de mi cintura adornando la parte superior de mi trasero. Mis ojos son de un azul intenso, del color del mar del Caribe. A menudo, la gente me reprende por teñirme el cabello o usar lentes de contacto para cambiar la tonalidad de mis ojos; pero ninguna de esas dos cosas es cierta.

Mientras conducía hacia mi destino final, Virginia Occidental, un alud de recuerdos se filtró en mi cabeza. La voz de mi loba insistía en que me aventurara a ese sitio, pero sin darme alguna razón. Yo, por mi parte, todo lo que quería era un lugar tranquilo, un pequeño pueblo de montaña que me permitiera reflexionar sobre mi vida. Y si tenía suerte, sin hombres lobo.

Mi loba Ciara es un espécimen hermoso del tamaño promedio para un animal de su especie, con un pelaje color marrón rojizo claro y puntos negros con siena sobre su espalda, orejas y en la máscara del rostro. Su mandíbula inferior es blanca, al igual que su pecho, con dos calcetines del mismo color, perfectamente combinados en sus patas delanteras.

Es una loba hermosa, apasionada, y siempre me sentí afortunada de tenerla. Es como la segunda parte de mi alma. Entre ella y yo solo había desacuerdos cuando se trataba de nuestra pareja; allí era donde las líneas entre nosotras dos a menudo se difuminaban. Ella creía que resultaría fructífero viajar a los Estados Unidos, ya que aquí podríamos encontrar a nuestro compañero predestinado. Me molestaba su persistencia, por lo que frecuentemente me burlaba de ella, pues estaba obsesionada con encontrar a su compañero y le molestaba el hecho de que yo no lo hiciera.

Todas las hembras debíamos encontrar a nuestra pareja designada para luego establecernos como una familia y convertirnos en reproductoras.

Sin duda, yo no era ese tipo de chica. Prefería ser condenada a aceptar a un compañero solo para cumplir con mi manada. Francamente, no quería ninguna pareja, estaba decidida a estar sola.

Sin embargo, era consciente de que ni mi padre ni la manada lo permitirían. Sabía que había llegado mi hora. Podía imaginar el rostro pálido y hundido de papá, su barba rojiza y sus ojos grises con esa mirada dura por la que era tan famoso, cuando descubrió que había escapado justo antes del inicio del evento para encontrar a mi pareja. Seguramente, estaba furioso.

Por supuesto que mis padres ya habían perdido la paciencia conmigo. Al haber cumplido los veintidós años y seguir sin pareja, mi padre se había tomado la libertad de hacer una fiesta en mi honor, invitando a todos los Alfas elegibles de Europa, para que vinieran a verme. El afortunado que se llevaría el premio, o sea a mí, sería quien proporcionara la oferta más atractiva, la mejor alianza y la fortuna más cuantiosa. Yo sería intercambiada como cualquier otra joya valiosa en el mundo de los negocios.

Faltaban algunos kilómetros más del encantador camino de la montaña que me llevaría hasta mi destino. Reservé una suite para las próximas dos semanas en el Hampton Inn de Morgantown. Ansiaba la tranquilidad de ese pintoresco pueblo, así como tiempo para reevaluar lo que deseaba en la vida, pero sobre todo experimentar algo nuevo.

Después de un baño caliente y un poco de descanso, encendí mi celular y una avalancha de mensajes y de notas de voz aparecieron en la pantalla.

"Bridgette, tu madre y yo estamos bastante disgustados por tu comportamiento. Necesitamos que regreses a casa inmediatamente y dejes de hacer tonterías". 8:41 p.m. Papá.

"Estamos muy preocupados. ¿Adónde has ido? Responde para que sepamos que te encuentras a salvo". 8:45 p.m. Mamá.

"¿Dónde d*ablos estás?". 6:45 p.m. Mi mejor amiga, Mere.

Suspiré mientras comenzaba a escribir un mensaje para mis padres. Ellos necesitaban saber que me encontraba bien, aunque no tenía intenciones de regresar antes de mis dos semanas de libertad.

"Estoy a salvo, solamente quise tomarme un tiempo para mí. No hay necesidad de que se preocupen, pues en quince días, estaré de regreso. Por favor, basta de filantropía, me niego a volver a casa antes. Entiendo su frustración y lo siento. Necesitaba hacer esto por mí misma, antes de que me obligaran a elegir una pareja, o que lo hicieran por mí. Su amada hija Britty".

Fruncí el ceño mientras leía cuidadosamente la respuesta que les enviaría a mis padres. Me negué incluso a leer los mensajes de Angus, Berit y Blaine; decidí revisarlos más tarde. El hecho de que mis hermanos mayores fueran chicos modelo no significaba que tuvieran el derecho de regañarme.

"Te llamaré más tarde. Te amo. Britty". A Mere sí le respondí, ya que la imaginé paseando por el castillo, mientras retorcía sus manos con angustia al lado de mi madre.

Tan pronto como envié los mensajes, el teléfono comenzó a sonar. Era mi padre, quien sin duda estaba furioso. Escuché la vibración de mi teléfono y vi la palabra 'Papá' parpadeando en la pantalla. Así que respondí de mala gana, pero me arrepentí inmediatamente al escuchar su histérica voz al otro lado de la línea.

“Bridgette Ryan, ¿a dónde d*ablos te has ido? ¡Exijo que vuelvas a casa inmediatamente! ¿Tienes idea de lo que nos has hecho pasar a tu madre y a mí? ¡La vergüenza que tuvimos que enfrentar! ¡¿La humillación?! ¿Haber invitado a todos los Alfas elegibles de Europa y no encontrar a la chica que todos esperaban ver? ¿Cómo explicar que desapareciste sin dejar rastro? ¡Y sin mencionar la desesperación que le has hecho pasar a tu pobre madre! ¡Niña egoísta! ¡M*ldición!". El fuerte acento escocés de papá estaba lleno de rabia, lo cual causó que las lágrimas comenzaran a brotar de mis ojos.

“Lo siento papá, pero estoy bien. Solo necesito algo de tiempo para ordenar mis ideas”. Apenas pude pronunciar esas palabras cuando mi padre estalló una vez más. Estaba tan furioso que podía sentir su vibración de Alfa golpeando a través de la línea telefónica.

“¡Me pregunto qué tienes en esa cabecita! Exijo tu regreso. Tus pretendientes todavía están aquí, dispuestos a considerarte a pesar de tu flagrante falta de respeto. Les aseguré que tu belleza era digna de su tiempo". Podía sentir cómo me sonrojaba de rabia al escuchar a mi padre. Una vez más me estaba usando como moneda de cambio y eso me ponía furiosa.

“¡No seré un artículo a la venta, padre! Soy un ser vivo digno de amor y respeto, no un peón para vender al mejor postor. ¡Dile a esos Alfas que se vayan ya que no volveré a casa pronto! Y a mamá dile que la amo”. Dicho eso, rápidamente colgué la llamada, sin darle oportunidad de responderme. Podía ver su rostro en mi mente, sus ojos grises desvaídos resplandeciendo, su cabello rojo que sin duda combinaba con el color de su rostro en ese momento.

Tan pronto como colgué el teléfono, la pantalla se iluminó y la palabra 'Papá' volvió a parpadear en mi celular. Entonces, presioné el botón para ignorarlo y rápidamente apagué mi teléfono.

"Por todos los santos poderosos del cielo, necesito un trago". Y con eso, me puse de pie, decidida a encontrar un bar. Uno que fuera oscuro, con música a todo volumen y litros de alcohol. No cabía duda de que lo necesitaba de inmediato.